Antoni Ruiz

Instituto Vall d’Hebron: historia, talento y futuro para la Formación Profesional en España

Visitar centros de Formación Profesional siempre es una oportunidad para descubrir talento, vocaciones y modelos educativos que transforman realidades. Pero hay lugares que, además de formar profesionales, respiran historia. Uno de ellos es el Instituto Vall d’Hebron de Barcelona, donde tuve el privilegio de adentrarme de la mano de su director, Jordi Comellas.

El recorrido por sus aulas y talleres me permitió conocer una amplia variedad de familias profesionales, todas ellas con un enorme impacto social: desde la imagen, deporte, hasta la administración, pasando por servicios esenciales que hoy sostienen buena parte del tejido productivo de nuestra sociedad. Ámbitos con altísima empleabilidad y una clara conexión con las necesidades reales del mercado laboral.

Lo que hace único al Instituto Vall d’Hebron no es solo su oferta formativa, sino también su esencia. Su edificio principal, un magnífico y clásico inmueble de 1920, forma parte del legado de la familia Ribas. En sus inicios, este espacio fue un orfanato construido sobre los antiguos terrenos de la finca de Can Besora. Su historia se siente en cada rincón, pero especialmente en su biblioteca, ubicada en lo que antiguamente fue una iglesia: un espacio que impresiona, inspira y conecta pasado y presente.

Hoy, ese legado se ha transformado en un centro vivo, dinámico y plenamente sintonizado con las exigencias del siglo XXI. Allí se impulsan actividades de alto rendimiento, proyectos innovadores y una gestión del talento que prepara a los jóvenes para una sociedad en constante cambio.

Mi visita ha sido, sin duda, un 10. Un privilegio descubrir otro gran templo del conocimiento y la Formación Profesional en España, donde tradición e innovación conviven para construir futuro.

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