En los últimos años, la Formación Profesional Dual se ha consolidado como un motor real de empleabilidad y competitividad empresarial. Y no lo digo solo por mi experiencia trabajando con centros y empresas, sino también por los datos del último informe del CTESC: en Cataluña, en apenas cinco años, hemos pasado de 590 alumnos en esta modalidad a más de 5.000. Un crecimiento que no es casualidad.
La FP Dual es mucho más que “formar aprendices”. Es una alianza estratégica entre centros educativos y empresas donde todos ganan. Para las empresas, significa la oportunidad de:
✅ Incluir en la formación contenidos alineados con su actividad real.
✅ Reducir procesos de selección externos gracias a una cantera propia de talento.
✅ Preparar el relevo generacional de su plantilla con gente joven y motivada.
✅ Conocer de primera mano a los futuros empleados, viendo su compromiso y adaptación a los valores de la compañía.
✅ Decidir sobre la contratación con pleno conocimiento al final de la estancia.
✅ Recuperar la inversión en formación a medio plazo.
✅ Mejorar su imagen y responsabilidad social, mostrando compromiso con el territorio y el talento local.

La experiencia demuestra que cuando un joven se forma en la empresa, aprende de verdad la cultura, las herramientas y el ritmo real del sector. Y, por otro lado, la empresa recibe energía, ideas frescas y la oportunidad de formar profesionales “a su medida”.
En un momento donde atraer y retener talento es uno de los grandes retos del mercado laboral, la FP Dual no es solo una opción… es una estrategia ganadora.
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