Antoni Ruiz

«Cómo captar y retener talento en el sector instalador»

Hace décadas que el sector instalador padece una falta crónica de un relevo generacional natural por diversas causas que quiero analizar a lo largo de este post.

 

La principal cuestión -y no es ningún alivio- es que no se trata de un caso aislado del sector. Pero sí que cabe hacer una interpretación mucho más amplia que permita entender qué sucede y cuál es su remedio, si es que existe hoy por hoy.

 

¿Cuándo se fracturó el relevo generacional de instaladores?

Si nos remontamos a los años 50, 60 y 70, comprobaremos por las cifras oficiales y el conocimiento de nuestros mayores que las profesiones y los oficios tenían un recorrido laboral lógico en su aprendizaje, desarrollo y formación hacia las nuevas generaciones.

Esto se fracturó en la década de los 80 con un brusco cambio de rumbo hacia la promoción y divulgación única y exclusiva de los estudios universitarios.

La Universidad comenzó así a gozar de un alto reconocimiento social en una población post dictadura deseosa de que sus hijos tuvieran mejor vida que la suya, después de una post guerra y una larga dictadura. Hasta aquí, algo lógico y comprensible.

 

Pero, como sucede en algunas ocasiones en este país, nos ‘pasamos de frenada’, y, al final, acabamos dilapidando de forma literal unos estudios intermedios muy válidos para la acreditación de competencias y mal llamados por algunos FP.

Los mismos que paradójicamente son reconocidos y super importantes en cualquier país europeo y occidental desarrollado e industrializado que se tercie productivo y eficiente.

Salvando al panorama actual, y con aquel desmantelamiento que los políticos yuppies hicieron en nuestra educación en los primeros años de la democracia, es un milagro que aún exista la actual “Formación Profesional”.

Como he explicado, se trata de un proceso educativo altamente eficaz, y si lo combinamos con la dualidad, casi roza el 95 % de éxito en cuanto a contratación laboral post titulación, ya sea en los ciclos de GM como en los de GS.

 

¡Creemos cantera!

Llegados a este punto, si tuviese que hacer una recomendación al colectivo instalador por mi experiencia -yo sí que tuve la fortuna de estudiar y trabajar simultáneamente con FP- sería que apuesten por crear cantera con “alumnos aprendices en modelo dual”.

Lo ideal es concertar convenios con Centros de educación y exigir a las Consejerías de todo el país, con plenas competencias en educación, igualdad en la orientación en la educación primaria (desde la base), en condiciones similares al bachillerato, exigiendo que paren de estigmatizar con el San Benito que le colocaron a la FP hace 40 años.

Las empresas deberían apostar por la creación de talento. Para ello, se tienen que aplicar medidas de apoyo, promoción interna y retención de talento en sus equipos, aprovechando el alto valor añadido que supone una estructura propia y formada con su ADN, frente a la rotación de personal.

 

¿En qué se traduce esto? En la supervivencia y la viabilidad económica de muchas de estas empresas instaladoras, que, si no lo hacen, se están jugando su propio futuro en un sector altamente tecnificado y de alto riesgo.

 

Todos somos necesarios

Quiero aclarar que esto no es una guerra de unos contra otros. Aquí tampoco sobran profesionales con estudios superiores: no estoy en contra de este concepto. De hecho, por supuesto que son necesarios para una sociedad como la nuestra.

Yo mismo soy un ejemplo: posteriormente a la FP, acabé complementando mi formación con estudios universitarios. Y eso es lo mágico de esta vía, que te da opciones a todo lo que te propongas, en contra de lo que muchos creen por falta de información.

Sin embargo, lo que sucede es que son necesarios muchos más profesionales con estudios intermedios por el bien social y empresarial.

No cabe duda de que este movimiento resolvería el gravísimo problema de desempleo juvenil del que hoy adolecemos, mientras las empresas no encuentran perfiles formados para diversas ocupaciones. Una aberración que, en muchos casos, se solucionaría solo con más estudios básicos.

En mi opinión, identificando las causas de un problema, se pueden recetar soluciones y aquí están muy claras y perfectamente documentadas.

Ahora hay que poner voluntad y ganas de cambiarlas. Hace falta actuar con soluciones valientes y eficaces: tenemos muchos estudios e investigación al respecto de brillantes expertos que lo avalan. Es tiempo ya de aplicarlas.

 

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