¡Que bién, no somos perfectos!

Si algo nos asemeja a todas las personas es la imperfección. El ser humano es limitado por naturaleza, y es normal que a veces nos equivoquemos. La cuestión no es fallar o no fallar, ya que siempre cometeremos errores, sino cómo reaccionamos ante los fallos.

Si cuando nos equivocamos, nos lo echamos en cara y somos muy duros con nosotros mismos, no generaremos más que frustración y pesimismo. Sin embargo, si ante los fallos los reconocemos con humildad y tratamos de aprender de ellos, nuestros errores nos servirán para crecer. Se convertirán así en oportunidades de desarrollo y mejora.

Admitir nuestros fallos naturalmente nos libera de la presión de tener que hacerlo todo siempre bien. No nos podemos pedir hacerlo todo bien, tampoco nos lo pueden pedir los demás, ni se lo podemos pedir nosotros a ellos. Nada de eso es humano. Lo que sí podemos pedirnos es tratar de hacer las cosas lo mejor posible.

Somos personas, es decir, limitados. No podemos con todo. Los super héroes no existen aunque a veces nos pensemos que tenemos que ser como como ellos, es decir, perfectos, sin poder cometer fallos. Nada más alejado de la realidad. !Por favor, dejadnos ser seres humanos!

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